Quizás la climatología, el carácter del andaluz, el aroma del azahar, la brisa mediterránea o las mareas atlánticas, la idiosincrasia explosiva y jubilosa de este pueblo, y sobre todo ello, el espíritu, la fe y las firmes creencias en Jesús como Hijo de Dios hecho hombre, hacen que nosotros le demos a la rememoración de la Pasión y Muerte de Jesucristo, un escenario distinto, impregnado de dolor y sentimiento, de júbilo y alegría, expresando mejor que nadie la pena por el dolor y por la muerte, y la alegría por la resurrección.
Y dentro de esta Andalucía nuestra, Sevilla, como parte de aquella región tartesa, y en el interior de su provincia, nuestra ciudad, Écija, la que en sus cimientos tiene huellas de más de tres mil años de antigüedad y cultura de varias civilizaciones. Écija, la que en época romana fue nombrada Astigi, época precisamente en la que Jesús sufrió su Pasión y Muerte allá en Jerusalén, celebra su Pasión según los Evangelios.
Algunos autores locales escribieron, que, debido al calor que siempre ha disfrutado y padecido Écija, algunos miembros de las legiones romanas que intervinieron en la Pasión y Muerte de Jesucristo, podrían haber sido oriundos de nuestra ciudad, dada la mejor adaptación de los soldados de la Astigi romana a la también dominada Jerusalén.