El respeto a nuestros mayores es algo que está en desuso, cuando no convertimos en simples muebles decorativos, olvidando, tristemente, no sólo su ayuda constante, sino también que ellos son portadores y conocedores de vivencias llenas de realidad, enriqueciéndonos con sus experiencias en nuestras frías y sensibles vidas.
Por ello, este quinto relato, es un pequeño homenaje a esas personas mayores que, ostentando cualquier cargo o profesión, lo llevan a cabo con una dignidad y cariño, que debería servirnos de espejo constante.