Mi condición de funcionario de la Administración de Justicia, me ha hecho conocer múltiples situaciones, la mayoría desagradables sobre hechos y personas, pero también me ha ilustrado con conocimientos suficientes, respecto a los sentimientos de las personas, entre ellas, los de un Juez en activo todavía, cuyo nombre olvido, que, con su recto y justo proceder, demostraba que la
justicia es algo más que una resolución fría y argumentada, cuando el corazón va en perfecto ritmo con la conciencia. Este segundo relato es dicha aplicación sobre un hecho real.